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Complejo de Esclerosis Tuberosa: Evaluación y diagnóstico

En el siguiente post nos adentraremos en el diagnóstico de CET, los criterios clínicos y/o las pruebas genéticas en que se basan.

Las pruebas genéticas no son necesarias para hacer un diagnóstico en pacientes que cumplen con los criterios clínicos, pero son útiles para estudios familiares y en particular para pacientes con CET, o que probablemente lo padezcan) y la posibilidad de mosaicismo somático, es decir, cuando la mutación se localiza en el genoma de las células que forman las estructuras corporales.

En caso de realizarlas, es una prueba positiva para una variante patógena de TSC1 o TSC2 en tejido no lesionado para hacer un diagnóstico definitivo de CET independiente de los hallazgos clínicos. Son más útiles para confirmar el diagnóstico en cualquier individuo con un posible CET que no cumpla los criterios. También sirve para identificar si otros familiares en riesgo portan la variante patogénica.

Las variantes patogénicas causantes de enfermedades en los genes TSC1 se pueden detectar en el 85-90% de los pacientes que cumplen con los criterios de diagnóstico, mencionados explícitamente en el anterior post.

Dado que entre el 10-15% de las personas con CET no tienen una variante patógena identificada mediante pruebas genéticas, una prueba genética negativa no excluye el diagnóstico CET en una persona aparentemente afectada. Además, una prueba positiva no predice ni la gravedad ni las complicaciones de la enfermedad.

También hay que tener presente que los padres que dan negativo en las pruebas negativas para la variante patógena de CET que se encuentra en su hijo/a afectado/a aún puede portar esta variante., por lo tanto, puede estar en riesgo de tener futuros hijos afectados con CET.

Evaluación Inicial: la evaluación de detección inicial debe confirmar el diagnóstico e identificar las características clínicas del CET, se debe obtener un historial con respecto a los síntomas asociados con el trastorno.

Los padres deben ser interrogados específicamente sobre la presencia o ausencia de convulsiones o retraso en el desarrollo, que con frecuencia se asocian con CET, pero no son criterios diagnósticos del trastorno. También se debe obtener un historial familiar detallado para detectar posibles síntomas de dicha enfermedad.  

El examen físico debe centrarse en la piel y los sistemas neurológicos:

  • La piel debe examinarse minuciosamente en busca de los rasgos dermatológicos característicos.
  • Las manifestaciones cutáneas son más evidentes en la cara.
  • Se debe realizar un examen neurológico cuidadoso.

La evaluación oftálmica puede identificar lesiones características. Además, se debe realizar una RM craneal para detectar características clínicas y también resonancia magnética del abdomen o la ecografía renal para evaluar si hay presencia de algún síntoma.

Historia natural: El CET es un trastorno progresivo, pero las características individuales tienen diferentes historias naturales. Además, debido a que la expresión de la enfermedad varia significativamente entre pacientes  y dentro de las familias, es difícil predecir hasta qué punto un niño se ve afectado.

Infancia: Todas las características del CET pueden no ser evidentes en el primer año de vida. Por lo tanto, a menudo se diagnostica inicialmente a un niño con CET posible o probable y luego se le diagnostica definitivamente cuando se identifican características adicionales. También se puede no esperar a esas características y hacerse una prueba genética molecular que revele una variante patogénica TSC1 o TSC2 causante de la enfermedad en el 85-90% de las personas que eventualmente cumplen con los criterios del diagnóstico clínico.

Muchas características dermatológicas se hacen evidentes en la infancia y, además, ciertos problemas neurológicos, incluidas las discapacidades de aprendizaje, se manifiestan por primera vez durante la niñez. El riesgo de retraso en el desarrollo puede aumentar para aquellos con una variante patógena de TSC2.

Las complicaciones causadas por el crecimiento del tumor subependimario de células gigantes tienen más probabilidades de ocurrir durante la niñez, y estas lesiones se estabilizan en la adolescencia hasta los veinte años.

Evaluación de los padres: Aunque esta patología es una condición autosómica dominante, solo una minoría de los pacientes tienen antecedentes familiares conocidos de CET. Los casos restantes representan nuevas variantes patogénicas o mosaicismo en el progenitor afectado.

Cuando el diagnostico se realiza en un niño sin antecedentes familiares del trastorno, se debe evaluar a ambos padres. Esta evaluación debe incluir:

  • Pruebas para la variante patógena TSC familiar.
  • Un examen completo de la piel.
  • Resonancia magnética craneal.
  • Tomografía computarizada, por ejemplo resonancia del abdomen o renal.

La importancia de determinar si un padre está afectado radica en proporcionar un seguimiento apropiado para el padre y en proporcionar una estimación adecuada del riesgo de tener un hijo posterior con CET. Sin embargo, si ninguno de los padres cumple con los criterios clínicos del CET, el riesgo de que los padres tengan otro hijo con CET es del 2%.

Reimplantación y pruebas prenatales:  Se facilitan las decisiones reproductivas de las parejas mediante el asesoramiento genético adecuado. Los futuros padres deben ser conscientes que el CET presenta una amplia variabilidad clínica dentro de las familias y que establecer el diagnóstico prenatalmente no puede predecir la gravedad o el resultado. La pareja también debe comprender que su riesgo de tener un hijo afectado podría reducirse sustancialmente mediante el uso de tecnologías reproductivas. Incluido el diagnóstico genético previo a la implantación si se conoce la variante patogénica o la donación de espermatozoides u óvulos según el padre afectado.

La pareja puede utilizar el diagnóstico genético preimplantacional, esto implica el análisis de células individuales después de la biopsia de un embrión mediante fertilización in vitro y la posterior implantación de embriones con bajo riesgo de portar la variante patógena.

Dichas en otras palabras, para reducir la posibilidad de transmitir la enfermedad a nuevas generaciones, se debe de seguir un proceso muy detallado y específico pero, recalcando nuevamente lo nombrado en anteriores párrafos, se debe de resaltar que no se puede pronosticar si la enfermedad no se transmitirá y, en caso de que ésto suceda, la sintomatología que tendrá.

En el siguiente post se hablará sobre cómo llevar la enfermedad con ayuda médica y el pronóstico que ésta tiene.

Bibliografía:

La información ha sido extraída y traducida del siguiente artículo.

Stephanie Randle, MD, MS. Tuberous sclerosis complex: Genetics, clinical features, and diagnosis. Digital platform: UpToDate. November 2022.

Infografía:

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